jueves, 22 de octubre de 2009

El Mural del Amor Nacional


No se puede renunciar a las pasiones, al amor. Evita hace de este dolor su metáfora principal. Llora sobre el pecho de su amor de su hombre, su líder, como si renunciar al pueblo fuera renunciar al amor más entrañable. Sabe que sus tiempos se acortan, sabe que la muerte se acerca. Su muerte es la muerte del movimiento que será derrocado por la reacción gorila bueno eso ellos creían eso, ese es su dolor físico y político. Evita, la querida Evita sufre por el futuro al que no llegaremos. Pueblo y líder, somos como su alma y su corazón. En la imagen ella llora el desconsuelo del dolor físico y humano. Ella, esa mujer, un pueblo. Ella esa mujer, el amor, se terminara en horas días, meses. ¿Y la Patria? Evita era ese sentimiento casi maternal de la Patria. Era esa Mujer. Era la de volveré y seré millones. Aunque quede en el camino, gironés de su vida ella volverá y será bandera a la victoria. En esta imagen se siente el dolor apretado del corazón de sus desposeídos, de los que no tendrán nunca nada si ella no los cuida como una hace con sus hijos.

Me gusto y me dolió la obra de Roberto y la vasquita, porque se que ellos aun la tienen viva en su mente y en su corazón y que ese fervor peronista de la mística nacional renace cada vez que la vemos. Y no les cuento lo que nos pasa cuando Evita llora. Va mi crítica de arte y mi afecto. No puedo salir de mis pasiones. Soy más que humana frente a ella. Hoy es un mito nacional y mundial. Ha trascendido y aunque han tratado de matarnos, aun estamos vivos, y señores: no moriremos de muerte natural. Con la pasión se lucha con el amor se vive. ¡¡Viva Evita!!

Con afecto a mis queridos amigos. Mónica Coda

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