jueves, 22 de octubre de 2009

El Mural del Amor Nacional


No se puede renunciar a las pasiones, al amor. Evita hace de este dolor su metáfora principal. Llora sobre el pecho de su amor de su hombre, su líder, como si renunciar al pueblo fuera renunciar al amor más entrañable. Sabe que sus tiempos se acortan, sabe que la muerte se acerca. Su muerte es la muerte del movimiento que será derrocado por la reacción gorila bueno eso ellos creían eso, ese es su dolor físico y político. Evita, la querida Evita sufre por el futuro al que no llegaremos. Pueblo y líder, somos como su alma y su corazón. En la imagen ella llora el desconsuelo del dolor físico y humano. Ella, esa mujer, un pueblo. Ella esa mujer, el amor, se terminara en horas días, meses. ¿Y la Patria? Evita era ese sentimiento casi maternal de la Patria. Era esa Mujer. Era la de volveré y seré millones. Aunque quede en el camino, gironés de su vida ella volverá y será bandera a la victoria. En esta imagen se siente el dolor apretado del corazón de sus desposeídos, de los que no tendrán nunca nada si ella no los cuida como una hace con sus hijos.

Me gusto y me dolió la obra de Roberto y la vasquita, porque se que ellos aun la tienen viva en su mente y en su corazón y que ese fervor peronista de la mística nacional renace cada vez que la vemos. Y no les cuento lo que nos pasa cuando Evita llora. Va mi crítica de arte y mi afecto. No puedo salir de mis pasiones. Soy más que humana frente a ella. Hoy es un mito nacional y mundial. Ha trascendido y aunque han tratado de matarnos, aun estamos vivos, y señores: no moriremos de muerte natural. Con la pasión se lucha con el amor se vive. ¡¡Viva Evita!!

Con afecto a mis queridos amigos. Mónica Coda

sábado, 17 de octubre de 2009

17 de Octubre de 2009


“La Lealtad es una virtud que elige sacrificio, riesgo, valentía, preocupación y cuesta además mucho trabajo. La Lealtad no es más que una forma superior del amor. Sólo en la Libertad (y dotado de valor) se es leal sin titubeos y se pueden afrontar las consecuencias angustiosas que tarde o temprano acarrea la Lealtad.”

Ramón Carrillo, New York 8 de Febrero de 1955

¡Feliz día, Compañeros!"

miércoles, 14 de octubre de 2009

17 de Octubre, día de la Lealtad

Compañeros: este sábado 17 de octubre, nos encontraremos a las 12:00 hs, en nuestro local partidario de Brown 1663, para celebrar juntos uno de los días mas caros a nuestros sentimientos peronistas:
El Día de la Lealtad

Quedan todos cordialmente invitados.

José Luis Freyre, Secretario General, Partido Justicialista, Venado Tuerto
Somos simples soldados

“Solo los necesitados pueden cambiar el mundo. Nadie con los cuatro ases pediría que se vuelva a dar”, y esto sucedió en aquellos años de lucha. Los que daban la vida por Perón, fueron más allá de la frase; lo hacían literalmente. Lucharon por lo que habían conocido en los años felices del peronismo, donde los únicos privilegiados eran los niños y los ancianos eran respetados. Existía una sola clase de gente; la que trabaja. Hoy como están dadas las cosas, eso es casi imposible.

Fueron los despojados, los que tomaron las calles el histórico 17 de octubre de 1945, reclamando por la libertad de aquel coronel que los había escuchado y comprendido. Hoy recordamos ese día como el día de la Lealtad.

Aquellos trabajadores, fueron leales más allá de las traiciones, las persecuciones y el hostigamiento. Iniciaron su pelea con huelgas, sabotajes, caños y presencia permanente en su puesto de lucha. Nunca faltaron a sus obligaciones de militantes, activistas, o simplemente de trabajadores. Los laburantes siempre estuvieron, no aparecieron en los `70, reclamando protagonismo en las tapas de los diarios. El pueblo trabajador y peronista; el que luchó por el regreso del General, fue el que siempre puso los muertos para lograr después de 18 años de proscripciones, persecuciones, fusilamientos y torturas, que, como dijo la compañera Evita: “no hay fuerza capaz de derrotar a un pueblo que tiene plena conciencia de sus derechos”.

Esta conciencia plena de sus derechos la aprendieron en los hechos. Lo conquistado con jornadas laborales humanas y sueldos dignos. Con vacaciones pagas y aguinaldo, lugares para vacacionar y acceso a la educación para sus hijos y un sistema de salud para todos. Con pleno empleo en un país que se ponía de pie, para gritar quienes somos, mal que les pese a las grandes potencias extranjeras.

El 17 de noviembre de 1972, el objetivo estaba cumplido, Perón estaba en casa. No importó cruzar a pie el Río Matanza, dejar zapatos clavados en el barro, enfrentar la represión militar, con sus tanques y tropas en las cercanías del aeropuerto, tratando en vano de opacar la fiesta de un pueblo, que durante tantos años de sacrificios siguió fielmente a su líder conductor en el exilio.

Y fueron los trabajadores, encabezados por sus heroicos dirigentes, quienes lograron el milagro del regreso.

Fueron los que gritaron sin temor ¡Nada sin Perón!, los que pintaron los tapiales de la Patria con el símbolo inconfundible “PV”, Perón Vuelve, Viva Perón, Perón Volverá.

“De Perón para abajo, somos simples soldados”, declaró Rucci. Seamos otra vez soldados de la causa, rebelión y lucha, seamos de nuevo patriotas, seamos lluvia que limpie lo que los traidores deshonraron, seamos el aluvión zoológico sobre el gorilaje; y entonces, sí, seremos dignos del General del pueblo.