lunes, 22 de noviembre de 2010

Nuestro Vietnam


Los Imperios, tienen a favor el paso del tiempo, ellos son los dueños del pasado mundial, con el cuento de no mirar para atrás y ver hacia el futuro, nos van cambiando la historia. El colmo de de esta metodología, la vivimos con la guerra de Vietnam. El imperio dominante –hoy representado por los Estados Unidos-, luego de ser “bajado” convenientemente Rusia, en 1845 estaba representado por Inglaterra y Francia. Durante y luego de la guerra contra los vietnamitas del norte, se hicieron películas, donde, cada yanqui, el solito, despatarra batallones completos, con sólo la utilización de un escarbadientes; y así les fue; la historia real es otra bastante diferente. La necesidad de utilizar un ejemplo de historia reciente, es imprescindible para comprender la importancia de la “Batalla de Vuelta de Obligado”, y los motivos de su desaparición de la enseñanza oficial, sumando una “historia negra de Rosas”. Comencemos por informarnos, que nuestra historia está escrita, por el enemigo, por lo tanto los buenos y los malos, están cambiados.
Teniendo una medida para comparar, -guerra de Vietnam-, podremos medir la inmensa importancia de estrategia política de Juan Manuel de Rosas; es como si en las décadas que van de los `50 a los `80, - tiempos de el máximo poderío militar de los imperios “yanquis” y Rusos – hubieran decidido invadirnos a los argentinos; ese fue el poderío militar y comercial que nos tiraron encima, conjuntamente, Inglaterra y Francia, en aquél lejano 20 de noviembre de 1845; ¿ y que hizo el famoso “tirano”, ¡los enfrentó!, ¡los derrotó!. El militar más famoso del momento, era Urquiza, pero Rosas lo tenía como un traidor al servicio del enemigo –como luego se confirmó- y se decidió por alguien con menos fama pero más confiable; su cuñado Mansilla. La batalla, en verdad, fue una guerra de guerrillas que se extendió en el tiempo y a lo largo del Paraná. El combate inicial en Vuelta de Obligado, comenzó a la mañana y se extendió en casi todo el día. Se producía el enfrentamiento de las dos mayores potencias militares del mundo, contra un ejército con viejos fusiles; cañoncitos vetustos de corto alcance y casi sin municiones. Nuestra defensa estaba formada por escasos militares, algunos vecinos de la zona, pardos y morenos además de una caballería compuesta en su mayoría por indios amigos, armados sólo de lanzas y cuchillos. Cuando a las fuerzas nacionales se les terminaron las municiones – que fue al poco rato, no más- la carnicería fue inevitable. Cientos de nuestros compatriotas murieron o quedaron heridos, pero ellos se llevaron lo que les correspondía, con muertos y heridos; los buques agujereados, y la mayoría a la deriva. Al caer la noche lograron cortar las cadenas y pasar; lo peor, los acechaba. Los invasores no tuvieron paz. El hostigamiento de día, se transformaba en un infierno de noche; los patriotas de todas las edades y con una importante participación de las mujeres, en los momento de mayor oscuridad y aparente tranquilidad, se infiltraban entre los buques enemigos y los atacaba con fusilería y flechas incendiarias; todo artilugio valía, los invasores no podían dormir, por temor a los fantasmas guerreros. Un hecho demuestra el ímpetu combativo de los orilleros: un abuelo de 71 años con su nieto de 12, armaron un bote con una vela y en la proa ataron una caño improvisado como un cañón, para un solo tiro, se acercaron hasta pocos metros, como si fueran pescadores; destaparon el cañón y le acertaron el tiro bajo la línea de flotación, la sorpresa de los marinos, les dio el tiempos suficiente para lanzarse al agua; los fusiles dispararon con furia hacia los nadadores, el abuelo murió, pero el nieto, herido, logró llegar a la orilla. Las dos poderosas flotas de guerra, tuvieron que regresar, con el fracaso comercial y las heridas a la vista. Cumplieron con las condiciones impuestas por el brigadier general Juan Manuel de Rosas; los 21 cañonazos en desagravio a la enseña nacional. La prensa del mundo, se sombró por la hazaña, menos aquí, que esperaban el triunfo del enemigo. Como vemos, nosotros también tuvimos nuestro Vietnam.
165 años después, un gobierno nacional, reconoce el sacrificio de aquellos duros combatientes, en beneficio de todos nosotros; pero lo importante para los venadenses de hoy, fue, que integrantes del Centro de Estudiantes de la E.E.M. 206 (Ex Normal) y Juventud Peronista de Venado Tuerto; retomaron la historia, siendo parte con su participación en el lugar y en el momento histórico de la reivindicación, algo que por ahora, ni ellos mismos tienen idea; por la enorme importancia, de haber entrado a puro bombo, consignas y bandera, a la historia de los grandes de verdad.

Partido Justicialista
Venado Tuerto